martes, 14 de abril de 2020

¿Seremos mejores personas después del confinamiento?


Esa es una de las preguntas que muchas personas nos hacemos durante estos días de confinamiento debido a la crisis del Covid19. ¿Mejoraremos como personas? Permíteme que, en general, lo ponga en duda. Es posible que haya seres humanos que esta situación les cambie la manera de pensar o de actuar durante un tiempo, pero... ¿será permanente? Frente a las circunstancias que estamos viviendo, nos encontramos personas que se están volcando en hacer su trabajo, como es el caso de todas aquellas que trabajan en las actividades esenciales, que nunca podremos agradecerles suficiente todo lo que están haciendo; pero también nos encontramos con todo lo contrario. Individuos egoístas que colocan en sus comunidades carteles en contra de ese personal esencial para que se vayan a dormir a otro sitio; familias que se han encerrado en su casa y que no saben si sus vecinos de descansillo -quizás de la tercera edad- necesitan algo, o se están muriendo; personas que salieron a aplaudir la primera semana, pero que ya les da pereza... ¿Y pensamos que vamos a ser mejores después de esto? 

A mi me toca salir todos los días a la calle para sacar al perro, y debo decir que me gustaría no ver a tantas personas mayores con la compra o haciendo cola en los supermercados... En mi mundo ideal la gente que está acomodada entre sus videojuegos y sus videoconferencias, estaría ayudando a todas las personas de riesgo, yendo a comprar por ellos, empatizando y siendo solidarios... pero eso no lo veo. 

Pérdida de valores

Se nota la falta de valores en nuestra sociedad. Valores como el compromiso: si los primeros días saliste a aplaudir a los sanitarios que no sabes si mañana salvarán tu vida... ¿por qué has dejado de hacerlo? Son 2 ó 3 minutos de tu rutina diaria, no, no es porque no tienes tiempo, es por... desidia, falta de compromiso. Otro de los valores perdidos, la empatía. ¿Te imaginas lo que debe estar pasando una persona mayor sola, en casa, viendo todo el día la noticia de la muerte acechando, en la tele? Tú tan calentito, en tu hogar, con tu compra hecha por Internet y no tener que salir nunca. ¿Y la gente que vive en tu comunidad? ¿Te has planteado si alguien te necesita? 

Me da la sensación de que saldremos de esta cuarentena peor de como entramos, por supuesto, con excepciones. Ya antes del Covid había mucha gente que no saludaba en el portal, ni en el centro de trabajo, ni a la camarera, ni al taxista, ni a la cajera del supermercado; a partir de ahora menos aún. Comenzaremos por no podernos acercar, todos con mascarilla y con miedo de mirar a nadie a la cara (por si me contagio), con lo cual será más fácil esquivar al otro. Nada de abrazos ni besos, por supuesto. Y poco a poco, iremos perdiendo la capacidad de la comunicación 3D. Si ya nos habíamos acostumbrado demasiado al uso de la tecnología para la comunicación humana, el Covid conseguirá que apostemos más por las videoconferencias que por la relación del tú a tú. Si no, al tiempo... Si crees que a ti no te va a pasar esto, si crees que tú vas a ser diferente, empieza por cambiar hoy mismo tu actitud, y vuelve a aplaudir como el primer día; y no dejes que en tu comunidad se excluya a nadie; y piensa cómo puedes ayudar a las personas que están en tu mismo bloque... o sigue deshumanizándote.  

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domingo, 29 de enero de 2012

¿Cumples con tu deber?



Dos vídeos para hablar de un mismo tema: el cumplimiento del deber. En el taller "Encuentra la felicidad que hay en ti", que estoy realizando en Madrid en sesiones de 3 horas, hablamos de todo aquello que podemos hacer para sentirnos mejor con nosotros mismos. Una de las cuestiones que se hablan es del cumplimiento de los compromisos. El primer vídeo es un anuncio en el que un locutor de radio tiene que hacer un anuncio mientras un tigre está a su lado, demostrando su capacidad para gestionar las emociones y cumplir con su deber. 

 Conversación entre la capitanía de Livorno y el Capitán Schettino del buque "Costa  Concordia". En este otro caso, un caso real, el capitán Schettino, del buque Costa Concordia, demostró varias cuestiones al bajarse del barco y dejar abandonada a su tripulación y a los pasajeros (4.000 personas) tras haber hecho una maniobra fatal que provocó el hundimiento del barco. Por un lado, que es un hombre que no sabe cumplir con su deber, máxime cuando la propia ley marítima establece que un capitán debe hundirse con su barco y, en caso de tragedia, ser el último en abandonarlo. Por otra parte, su falta de gestión de emociones. El miedo pudo más que él y le hizo marcharse sin pensar en las personas que tenía a su cargo. Frente a ello, la voz de Falco de Livorno, de la guarda costera, que con voz rotunda -y hasta desesperada- trata de que el capitán Schettino suba al barco y cumpla con su deber, algo que nunca hizo.

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