Estás tranquilamente sentado en la cena de Navidad del trabajo, con el resto de los compañeros, cuando a alguien se le ocurre decir: “que
fulanito diga unas palabras” y de repente escuchas cómo los demás comienzan a
corear tu nombre. No has preparado nada y… sin embargo, te toca levantarte,
coger la copa de champán y… hablar en público.
O estás en Nochebuena o Nochevieja reunido con la familia –a lo
mejor incluso con la “política”- cuando alguien que no te quiere bien y que
desea verte en un apuro grita: “la nueva, que hable la nueva, la que se acaba
de incorporar a la familia”, y ahí te ves tú, teniendo que levantarte y hablar.
1) Levántate con
naturalidad. Como si
llevaras hablando en público toda la vida. Si muestras seguridad los demás
recibirán confianza. Los nervios que lleves por dentro no se notan.
2) Coge la copa de
champán en la mano y álzala sólo cuando finalices. Mientras tanto mantente recto, cuida
tu lenguaje no verbal, y usa la mirada para distribuirla por toda la mesa,
pasando por los ojos de todos los comensales.
3) Tras exhibir una gran sonrisa, agradece que te hayan dejado hablar y
comienza tu discurso.
4) Puedes
recordar cómo has llegado a la familia o cómo te incorporaste a la empresa,
eso le dará un toque personal y emotivo que gustará.
5) Menciona los buenos
momentos vividos
este año.
6) Ten un recuerdo –breve- para la persona o personas que esta vez no pueden estar con vosotros.
7) Reconoce la situación existente y
sobre todo, envía un mensaje de
optimismo, de esperanza, de ilusión.
8) Emplea las tres
claves de la Oratoria: naturalidad, humildad y corazón para ganarte a todos los que te
rodean.
9) Busca una frase
final que sea lo más original posible y que anime a la gente al brindis.
10) Alza tu copa y, mirando a los ojos de los asistentes,
brinda con ellos.
Así que... practica, prepáratelo y ¡triunfa!