Una estructura de éxito para tus presentaciones

 ¿Haces tus presentaciones en color o en blanco y negro? No, no me refiero a si pones diapositivas muy coloridas en tu PowerPoint. Una intervención en blanco y negro es aquella que solo cuenta el tema técnico. Es decir, imagina que eres médico y tienes que hablar de un nuevo medicamento que es espléndido para una enfermedad. Si tu contenido se parece al prospecto de la medicina, estas empleando solo el blanco y negro. Ahora bien, ¿y si incluyeras una historia de cómo se creó el medicamento? ¿O dieras una cifra de cuántas personas se podrán beneficiar de él? ¿O utilizas una cita célebre para motivar a su empleo? Todos esos elementos que son prescindibles en una intervención pero que enriquecen la presentación se denominan en oratoria "notas de color". 

En la imagen te muestro un mapa mental de 360 grados como ejemplo de cómo estructurar tu intervención pública. Por supuesto, siempre debemos comenzar con un buen inicio, que no es tu presentación ni agradecer a los asistentes o a los organizadores, eso va después. El buen inicio es una nota de color, puede ser una pregunta al público, o una pregunta retórica, un refrán, una frase curiosa, o cualquier otra cosa que se te ocurra que capte la atención de tu audiencia. A continuación te presentas, si no lo han hecho los organizadores, y das las gracias a quien consideres. Comienza la intervención y empiezas con el tema. La estructura en tres ideas es muy buena porque las triadas funcionan muy bien en oratoria. Parece ser que la mente del ser humano entiende mejor el número tres que el dos o el cuatro. ¡Aprovechémoslo!

Como ves, tienes que ir intercalando cada idea con una nota de color, de manera que lo que cuentas se hace más ameno porque las notas de color te sirven para captar la atención. Al final, después de las conclusiones que quieras hacer sobre tu intervención, tendrás que hacer un buen final de cierre, que es también una nota de color. Busca una cita célebre de alguien que te guste y que tenga relación con el tema, contesta a la pregunta que hiciste en el buen inicio o cualquier otra cosa que se te ocurra. ¡Imaginación al poder! Piensa que tu público te está prestando una de las cosas más valiosas que tiene: su atención, y merece que le seduzcamos con nuestra oratoria. ¿Te atreves a probarlo?