Habla bien en público y tu cotización como profesional subirá
“Mónica, tengo muy buenos profesionales pero cuando tienen que hacer una presentación en una filial europea, fallan por no saber hablar en público bien”, me indicaba en una ocasión un directivo de una multinacional con sede en España. Saber comunicar delante del equipo, de los compañeros o hacer una intervención ante los jefes es cada vez más valorado en las compañías, sobre todo por la escasez de buenos comunicadores.
Es cierto que no hemos sido preparados para hablar en público en la infancia, como sí lo son en otras nacionalidades, pero es que además, en España se infravalora la importancia de adquirir los conocimientos técnicos y emocionales que son necesarios para enganchar a una audiencia.
Por mi experiencia como
directora de la Escuela Europea de Oratoria, la empresa líder en el sector en
España, podemos encontrarnos tres tipos de profesionales diferentes en las
empresas de este país en relación con la aptitud de hablar en público:
1) Los que no les gusta, lo
evitan, y si alguna vez lo tienen que hacer, el resultado no es bueno.
2) Los que lo hacen de manera
habitual pero, como no se han preparado técnicamente, no llegan bien a la
audiencia y repiten los mismos tics una y otra vez.
3) Los que son conscientes de
que es necesario aprender y se forman para ello.
El resultado es que menos de
un tercio de los profesionales se toman en serio la formación en esta materia.
“¡Imagínate!” - suelo contar en clase – “que quisieras jugar al pádel sin
querer saber nada de ese deporte. Coges una raqueta de tenis, te vas a una
cancha de baloncesto y empleas un balón de fútbol. Tú podrás decir que estás
jugando al pádel, pero cualquier persona que conozca ese deporte, te va a decir
que no es así”. Igualmente ocurre con las técnicas de oratoria. Existe una
postura idónea para colocarse de pie, parado, cuando hablamos en público; una
manera de mover las manos, de usar la voz, de mirar, de estructurar la
presentación, etc… pero si nunca lo conoces, lo vas a seguir haciendo mal toda
la vida.
Claro que la práctica es
importante, pero una vez que se conoce la técnica. El mejor ejemplo lo tenemos
en los políticos; a pesar de que llevan toda la vida hablando en público: ¿son
grandes oradores? La verdad es que no.
Por ello, el profesional que,
además de sus capacidades en su materia, sabe hablar en público bien, es escaso
en las empresas, y su valor como tal es muy cotizado. En un momento económico
como el que estamos viviendo en este 2021 y lo que se nos avecina, donde la
competencia en los puestos de trabajo va a ser brutal, hablar bien en público
puede ser la diferencia entre un ascenso y un despido.
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