“Cuando
hablas en público… ¿quién es más importante, tú o tu público?”, suelo preguntar
en mis clases de Oratoria. Evidentemente, la respuesta es: el público, porque
sin él, no estaríamos “hablando en público”. Algo que parece evidente no lo es
así para algunos ponentes que nos encontramos en congresos, seminarios,
jornadas, etc… Piensa… en el momento que un orador te está aburriendo es que no
está dedicado a ti, no se ha preparado lo suficiente como para “captarte” con
lo que está diciendo.
En
la Escuela Europea de Oratoria (EEO) que empleamos las técnicas de Programación
Neurolingüística (PNL) en nuestras clases, sabemos que hay dos herramientas
espléndidas que podemos emplear al hablar en público: la calibración y el
rapport.
CALIBRACIÓN
La
palabra “calibración” se emplea en PNL para referirse a la observación, por lo
tanto, calibrar nos sirve para detectar el estado anímico del público. Esto nos
permite conocer cómo está cuando llegamos (emocionado, expectante, enfadado,
etc) cómo se encuentra durante nuestra charla (interesado, apático, aburrido,
seducido, etc) y cómo se manifiesta al final de la misma. La calibración es un radar
que nos permite evaluar nuestra charla, tanto durante la misma, lo cual nos va
a dar la posibilidad de efectuar cambios sobre la marcha, adaptándonos a las
necesidades de nuestro público. Igualmente una vez que hayamos terminado,
podremos autoevaluemos y decidir qué debemos cambiar, si lo hemos hecho mejor o
peor que otras veces, si hemos llegado o no a la gente, etc.
Así,
durante la charla, la propia calibración nos da las claves del tipo de público
al que nos enfrentamos, y la clase de personas que hay entre esa audiencia,
permitiéndonos prepararnos para las posibles preguntas del final.
El
lenguaje verbal, paraverbal y no verbal que utilice el público nos dará las
claves de lo que está siendo nuestra presentación. Conociendo y dominando estas
claves –sobre todo el lenguaje no verbal que al ser inconsciente es muy
revelador- podemos adecuarnos más a nuestros oyentes.
Hay
dos cuestiones que además deberemos tener en cuenta al “calibrar” al grupo: por
un lado, su estado, que puede variar según el momento del día y las
circunstancias que vayan sucediendo. Por ejemplo, no es lo mismo hablar a las
nueve de la mañana que a las dos, a las cuatro o las ocho de la tarde. Como
comunicadores eficaces debemos asumir las circunstancias en las que se encuentra
ese grupo, ya sea si van a escuchar una conferencia o una clase. A primera
hora, tanto de la mañana como de la tarde tenemos que tener en cuenta que
siempre hay gente que se retrasa en su llegada, por lo tanto no debemos contar
lo más importante al comenzar. También hemos de ser conscientes de lo difícil
que es mantener la atención de un grupo justo después de comer –aprovechemos el
momento para hacer alguna dinámica que les haga moverse- o a última hora de la
mañana o de la tarde, cuando la gente está realmente cansada de la jornada.
Además
del estado circunstancial del momento del día, también hay que considerar la
implicación del grupo. No es lo mismo hablar para gente que ha pagado por
verte, que hacerlo para un auditorio “obligado”, o que va a un curso para
conseguir unos créditos.
Los
diferentes mensajes que el público envía pueden ser “leídos” o “calibrados” por
el comunicador, y actuar en consecuencia. Sólo la observación del estado y la
implicación del grupo en cada momento pueden darnos las claves para conseguir
comunicarnos efectivamente.
RAPPORT
Es
definido por la PNL como “el encuentro con el mapa del individuo que tenemos
delante”. Es decir, es lo que solemos llamar “adecuarnos” a la persona.
Evidentemente, el mapa de la gente no lo podemos ver, sin embargo sí podemos
percibir, mediante la calibración, sus “señales”: pistas oculares, lenguaje
paraverbal, no verbal, etc…
El
rapport de la PNL tiene dos momentos importantes:
·
Acoplarse:
consiste en ser capaz de descubrir cómo piensa la otra persona y adaptarse a
ella para conseguir una mejor comunicación.
·
Dirigir: una vez
realizado el acoplamiento, conseguir llevar a la persona a nuestra forma de
pensar, a nuestro mapa.
Esto
que suena quizás un poco extraño lo practicamos habitualmente en nuestra vida
cada día. ¿Qué hacemos cuando nos encontramos con un niño que da sus primeros
pasos? Sin que nadie nos lo diga, si queremos comunicarnos con la criatura, lo
primero que hacemos es agacharnos y ponernos a su altura. ¿Qué ocurre cuando observamos
a una pareja de novios que está tomando algo en una cafetería? Sus posturas son
tan semejantes, tan equilibradas, que parecen un espejo. Todos hacemos rapport
todos los días para comunicarnos mejor con la gente que nos rodea.
¿Cómo
hacemos rapport al hablar en público? Como lo hacen los cantantes con su
público. Salen al escenario y la gente está entusiasmada con ellos, y de
repente dicen: “¡y ahora cantad vosotros!”; sitúan el micro hacia el público y la gente canta; o dan palmas y el
público les sigue; o botan sobre el escenario y la gente hace lo mismo. Con
esta espléndida comunicación que tiene el artista sobre el escenario,
consiguiendo que miles de personas hagan lo mismo a la vez, están haciendo
“rapport”. Igualmente hacen los directores de orquesta con los músicos, para que todos toquen en "sintonía".
También
lo hacen los oradores, como el famoso
“Yes we can” (Sí podemos) de
Barack Obama, en el discurso del 4 de noviembre de 2008, cuando ganó las
elecciones. No hacía falta que él dijera: “ahora todos juntos”. Él iba diciendo
“Yes we can” y la gente le seguía repitiéndolo, porque había una sintonía, un
rapport, entre el público y el orador.
Por
tanto, la clave es calibrar al público para adaptarnos a él haciéndole rapport
en su manera de vestir, de hablar, sus expresiones, sus gestos.
El uso de la calibración y el rapport nos permite empatizar con nuestro público. Cuanto
más nos “asemejemos” a nuestra audiencia, mejor conexión conseguiremos mantener
con ella. ¡Te invito a probarlo!
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Etiquetas: calibración, Escuela Europea de Oratoria, hablar en público, orador, Oratoria, PNL, rapport
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