La “Impro” (improvisación
teatral) nos devuelve esa naturalidad que vamos perdiendo a medida que
crecemos, nos ayuda a quitarnos
prejuicios de la cabeza y a no tomarnos tan en serio a nosotros mismos. ¿Y cómo
consigue esto Pablo Pundik con un grupo de adultos desconocidos que se
encuentran un buen día en el Teatro Asura de Madrid? Pues ese es el secreto
mejor guardado de la Escuela Europea de Oratoria, pero, como ya os podéis
imaginar, sus
clases son absolutamente lúdicas, porque es a través del juego como mejor podemos
asimilar estos conceptos y “des-aprender” todo lo aprendido durante años.
Improvisar, según el diccionario de la Real Academia Española,
es “hacer algo de pronto”, sin pensar. Solo cuando actuamos así somos totalmente
naturales, porque no pensamos en ello y no nos da tiempo a corregirnos. Y esto,
que es tan normal para un niño, es muy difícil para la mayoría de los adultos.
Sin
público no hay discurso
A veces sucede que un orador
está tan pendiente de corregirse a sí mismo mientras habla (de sus gestos, su
tono de voz, las ideas de su discurso…)
que se olvida de que el público está ahí, compuesto por personas que le están
escuchando.
En la Oratoria parece bastante
obvio, sin público no hay discurso. Lo sabemos todos, otra cosa es que lo
hayamos asimilado. Para interiorizar ese concepto y hacerlo tuyo tienes que
sentirlo en tus propias carnes. Así es como funcionan las clases de “Impro”.
Como dijo Confucio: “Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y
lo aprendí”.
Ana
Díaz. Periodista y alumna del Curso de Especialista en Oratoria de la Escuela
Europea de Oratoria
Foto: Pablo Pundik con los integrantes del último Curso de Técnicas de Improvisación de la Escuela Europea de Oratoria.
Próximo curso: 10 y 11 de abril. Más información aquí.
Etiquetas: Escuela Europea de Oratoria, improvisación, orador, Oratoria, Pablo Pundik
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