¿Por qué hablar en público?

El pasado lunes 7 de noviembre la Fundación Fyde de Caja Canarias me invitó a dar la conferencia que veis en la imagen. Más de 315 asistentes, abarrotando la sala, con un tema muy habitual ya para mí: "Mejora la comunicación en tu empresa a través de la Programación Neurolingüística". El salón, como se puede percibir, era impresionante y la acogida fue tremenda. Durante dos horas que duró mi charla la gente no se movió de su asiento -sólo algunos para ir al baño y volver corriendo-.

Cuando al día siguiente regresaba en avión a la Península y recordaba los momentos vividos, los emails de agradecimiento enviados desde la propia sala según terminaba la conferencia, los besos y abrazos recibidos, las personas que te esperan para agradecerte lo que les ha gustado... me sentí privilegiada por dedicar mi labor principal a hablar en público.

Recordé cómo comencé con 16 años dando charlas sobre medio ambiente en colegios de Madrid. Cómo a los 18 viajé a Toronto (Canadá) para representar a España en un congreso y di mi ponencia en inglés (en el inglés del colegio), y cómo mi labor de profesora en temas de turismo rural y ecoturismo primero, y en inteligencia emocional y PNL después me hicieron crecer como oradora.

¡Y me gusta! Me encanta tener un público delante como el del lunes y hacerles vibrar con lo que les cuento. Usando una voz kinestésica para relatar una historia que quiero les llegue al corazón, haciendo unos silencios que podrían parecer eternos pero no lo son, porque captan la atención de cada una de las personas que están delante y les hace estar pendientes de mis tres lenguajes (verbal, paraverbal y no verbal); y empleando una voz visual cuando lo que pretendo es hacerles sonreír con alguna anécdota propia o ajena o alguna broma gamberra de las mías... Como no tengo sentido del ridículo -yo defiendo que no existe- y no me importa lo que piensen los demás, despliego mi naturalidad con tal de que quien me escuche disfrute a tope.

Seducción en público

También me "pone" la "seducción en público" que supone la Oratoria. Mientras hablo, voy observando el lenguaje no verbal del auditorio, y de repente se queda en mi retina la imagen de un caballero que me escucha con los brazos cruzados, y me pongo el reto a mí misma de que le voy a hacer descruzarlos. Poco a poco, según se va desarrollando la conferencia, mi caballero de los brazos cruzados se da por vencido y decide que le "vale" lo que le estoy contado y, sobre todo, cómo se lo estoy contando. De igual manera percibo a la kinestésica de rojo y a su amiga visual que se ríen y sonríen cuando cuento algo alegre y su semblante se pone serio cuando el mío también lo hace. Y hago una alusión a la importancia de las creencias potenciadoras mirando en particular a la joven embarazada de mi izquierda, quien se da por aludida y asiente encantada.

Aunque sobre todo lo que me gusta es ser consciente de que estoy haciendo un servicio a todas las personas que están allí, que han decidido dedicarme su tiempo para crecer, para mejorar como personas... me encanta contribuir a que la gente disfrute y además encuentre nuevas fuerzas para mejorar su comunicación, su vida... Y además tengo mucho morro, porque yo aprendo también en cada una de estas experiencias, y también crezco... aunque con la humildad de que lo que hago es dar un trocito de mí, entregar mi corazón envuelto en palabras, para que llegue al de los demás.

Por eso me gusta hablar en público, y por eso, voy a seguir haciéndolo. ¡Gracias a todos los amigos y amigas canarios que estuvieron compartiendo conmigo la velada del lunes! ¡Gracias por ayudarme a crecer! Y todos aquellos que quieran aprender a "seducir en público", animaos a hacerlo, es una satisfacción inigualable.

Si alguno de los asistentes lee este post me encantaría que dejara algún comentario sobre cómo vivió la experiencia. ¡Gracias por hacerlo!