domingo, 18 de septiembre de 2011

¿Quieres mejorar tu comunicación?



¿Te gustaría aprender a relacionarte mejor? ¿Comunicarte de manear adecuada con tu suegro, tu vecina, tu amiga, tu jefe, tus empleados, tus compañeros de trabajo, tu pareja? ¿Tener más facilidad para entablar amistades? Necesitas comunicarte mejor, el curso de “Comunicación con PNL e Inteligencia Emocional” de Mónica Pérez de las Heras te ayudará a conseguirlo. Aquí tienes información sobre lo que se hablará en el curso (21 y 22 de octubre, Madrid).

En un mundo de tecnologías infinitas, que te permiten comunicarte más con los demás, curiosamente, no te comunicas mejor. Bien que hemos dejado atrás el telegrama, el correo postal, el fax y que ahora transmitimos en segundos cualquier idea al resto del mundo, a través de internet, el correo electrónico, los blogs, los sms, las videoconferencias… y sin embargo, seguimos teniendo serios problemas para que una información que enviamos sea comprendida correctamente por el receptor. ¿Quién no quiere comunicarse mejor? Es la clave para mejorar nuestras relaciones con los demás.

Gestiona tus emociones

El 22 de octubre de 2010 se entregaron los Premios Príncipe de Asturias en Oviedo. El momento cumbre de la ceremonia tuvo lugar cuando la selección española de fútbol recibió el galardón. Su entrenador, Vicente del Bosque, tuvo un gesto increíble con su predecesor, Luis Aragonés, invitándole a recoger el premio con el equipo. ¿Qué llevó a este hombre a reconocer el trabajo de Aragonés, cuyas declaraciones durante el Mundial de Fútbol sobre la selección española no habían sido muy acertadas? Su inteligencia emocional. Vicente del Bosque se caracteriza por tener una gran capacidad para gestionar de manera adecuada sus emociones, lo cual le ayuda a mejorar su comunicación con los demás.

Y es que una de las claves comunicarte adecuadamente con los otros consiste en incrementar tu comunicación contigo mismo. Curioso, ¿no? Quizás pienses que, como llevas tanto tiempo contigo, ya te conoces, aunque a lo mejor no es así. Dice John Grinder, uno de los padres de la Programación Neurolingüística (PNL): “Soy más amigo de tu inconsciente que tuyo”, demostrándonos que hay un gran abismo entre nosotros y lo que nuestros inconscientes tienen que enseñarnos. ¿Cómo funcionan tus emociones? ¿Sabes controlar tus cargas emocionales? ¿Sabes “mantener tu vela”? La inteligencia emocional nos explica que cada uno de nosotros somos como un barco velero que viaja por el mar. La vela, en principio, está perfecta, extendida, lanzada al viento. Sin embargo, en cualquier momento, nuestra embarcación se ve sometida a un “empujón”: una tempestad, un cambio brusco en el viento, una marejada… y nuestra vela se tambalea peligrosamente, a veces incluso, cae. Esos movimientos que nos provocan la inestabilidad se traducen en la vida real por: un grito de un ser querido, un “bufido” de tu jefe, una mala respuesta de tu pareja. Sólo el trabajo constante de nuestra inteligencia emocional, una gestión correcta de nuestras emociones, consigue que nuestra vela esté ondeando al viento, a pesar de cualquier cosa que pueda suceder a alrededor.

La optimización de esa gestión de emociones se obtiene cuando logras que nadie tenga el poder de robarte tu sonrisa, es decir, que tu estado de ánimo lo eliges y lo controlas tú. ¿Que te pita un coche cuando vas a trabajar? Sonríe. ¿Que tu compañera de trabajo está especialmente borde? Sonríe. ¿Que tu pareja se ha levantado con el pie izquierdo? Sonríe. No dejes que nadie modifique tu estado de ánimo. Ese es el mejor camino para empezar a comunicarse bien.

Escucha no sólo con los oídos

Estás charlando con una amiga, sentada frente a ella en una cafetería, en este momento sólo ella habla y tú… tú estás pensando en la lista de la compra, los deberes de tu hijo o lo que vas a contarle en cuanto se calle. ¡Eso no es escuchar! Se emplea en inteligencia emocional el término “escucha activa” para indicar que, si tenemos dos orejas y una boca es por algo, porque deberíamos hablar la mitad y escuchar el doble. Escuchar con los cinco sentidos, porque el cuerpo de tu amiga también te está hablando, con su postura, con sus gestos, así como con su voz, su volumen, su tono… son los llamados “metamensajes” y te proporcionan mucha información. Generalmente, más de la que la otra persona nos quiere transmitir.

Nos gusta tanto hablar que estamos perdiendo “el noble arte de la conversación”. Si no somos nosotros los que llevamos la voz cantante, la charla no nos interesa. Para mejorar la comunicación es fundamental involucrarse en la conversación. Los temas pueden ser de lo más variado: expresa tu opinión y escucha la de los demás, te enriquecerán sus diferentes puntos de vista. Conocer personas de distintos círculos, niveles culturales, profesiones e incluso países, ampliará tu visión del mundo y completará tu educación en comunicación interpersonal. ¿Qué círculo nuevo de personas te gustaría conocer? Eso sí, cuando lo hagas, escúchalas con atención.

Comprende a los otros

Algunas mujeres musulmanas consideran que deben llevar velo y lo usan porque esa es una de sus creencias, inculcadas desde su niñez en su familia, a través de la religión, la educación, etc. Tú y yo creemos que el ideal de la figura femenina es 90-60-90 porque durante años y años nos han convencido de ello a través del cine y la publicidad. Aspirando a esa talla 36 de las modelos muchas mujeres se pasan la vida haciendo regímenes imposibles y sufriendo lo indecible por dicha creencia. Comprender lo que hay detrás de las decisiones de los demás es una buena manera de mejorar la comunicación con ellos. La Programación Neurolingüística (PNL) nos ayuda a conocer mejor a los otros, y a tratar de entender sus comportamientos. Una de las premisas fundamentales de este conjunto de herramientas que es la PNL es que “el mapa no es el territorio”. Y es que cada persona se hace un mapa diferente de la realidad dependiendo de sus vivencias, sus experiencias… Imagina que te colocaras en medio de la calle con un cubo de rubik en la mano, y que les preguntaras a las personas que pasan de qué color es el cubo. Algunas lo verán por un lado y dirán que es amarillo, las de otro lado explicarán que el cubo es verde, o rojo, o azul… dependiendo del ángulo desde dónde lo observen. Igual ocurre con la realidad –el territorio-, cada persona lo contempla desde su propio y único mapa.

¿Qué nos proporciona esta reflexión? La comprensión de que existen muchas versiones sobre la realidad, tantas como personas la contemplen y que por tanto, nos hace falta mucha tolerancia para acercarnos al otro. Una de las grandes trabas que encuentras a veces en la comunicación son tus propios juicios y prejuicios sobre los demás. Si con éste no te hablas por ser extranjero, aquel indigente, esa “pija” o aquel parado, ¿no te estás perdiendo muchas oportunidades de comunicación? De cada uno de ellos puedes aprender algo y, como dice un proverbio oriental: “si algo no te gusta de alguien, revísate tú, porque a lo mejor te pareces más de lo que quisieras a esa persona”.

Mimetízate con los demás

Un anuncio de la tele muestra cómo los empleados de una tienda de telefonía se mimetizan con cada cliente que llega adquiriendo las caras de cada uno de ellos. Está claro que si ello fuera posible sería una buena herramienta de comunicación. La PNL nos proporciona dos instrumentos muy interesantes para ello, como son la calibración y el rapport. Se trata de algo que tú ya sabes hacer, y de hecho lo haces de manera natural, aunque ahora la PNL le ha dado nombre y nos enseña a hacerlo con un fin específico, la mejora de la comunicación con los demás. Calibrar significa observar con los cinco sentidos a la otra persona para analizar: cómo respira, cómo habla, cómo gesticula, cuál es la postura de su cuerpo, cómo emplea la voz, qué dice… Contemplar todo ello te vendrá fenomenal para hacer un buen rapport. ¿Qué haces para saludar a un niño pequeño que viene andando por la calle? Agacharte para ponerte a su altura. Eso es rapport, adecuarte a la otra persona para mejorar la comunicación con ella. Fíjate en una pareja sentada en un restaurante. Si entre ellos existe una relación de amor, se mueven al unísono: sus ojos están pendientes uno del otro, sus cuerpos mantienen las mismas posturas, sus tonos de voz son semejantes… se produce entre ellos una especie de baile como el de dos cisnes en pleno cortejo. ¿Cómo puedes hacer el rapport? Muy sencillo. Cuando estés con una persona con la que te interesa que la comunicación fluya, síguela, es decir, imita sutilmente su respiración, el volumen de su voz, sus gestos, su postura… si lo haces suavemente verás cómo no se da ni cuenta y, sin embargo, la conversación se desarrolla con fluidez. Como yo suelo decir en mis clases, estas técnicas sirven para hablar con el jefe, la suegra, la pareja e incluso… para ligar.

Habla en visual, en auditivo y en kinestésico

Si hay personas que emplean más palabras visuales, otras más auditivas y otras más kinestésicas (referidas al tacto, gusto y olfato), está claro que nos entendemos mejor con aquellas que usan términos similares a los que nosotros empleamos. “No lo veo claro”, “no me suena bien” o “no cojo la idea” son tres maneras de expresar algo parecido y, sin embargo, según percibamos la realidad por nuestros sentidos –y no todos lo hacemos igual- utilizamos más palabras visuales, auditivas o kinestésicas. A fin de mejorar tu comunicación necesitas combinar todas ellas para que nadie se quede excluido cuando hablas y tu comunicación sea efectiva, sea como sea el interlocutor que tengas delante. Escuchándote a ti mismo percibirás qué términos empleas más y cuáles menos en cada circunstancia y podrás incrementar el uso de aquellas palabras que raramente utilizas.

Sé consciente de los 3 tipos de lenguaje

Cuántas veces los políticos dicen algo de lo cual después se tienen que arrepentir. Fue el caso hace unas semanas del alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, cuando al ser nombrada ministra de Sanidad Leire Pajín hizo un comentario inadecuado sobre “sus morritos”. Unas palabas que sentaron mal a un partido en particular pero sobre todo a las mujeres en general. El alcalde se desdijo de lo dicho en declaraciones posteriores. Este es un ejemplo de cómo nos ocurre en muchas ocasiones que no elegimos nosotros las palabras que queremos emplear.

¿Quién crees que elige las palabras que utilizas? ¿Y tus gestos? ¿Y tu tono de voz? Si has respondido “yo” a las tres preguntas estás en un error. No eres tú sino tu subconsciente quien elige tu vocabulario, tus gestos e incluso el uso que le das a la voz. De ahí que en numerosas ocasiones te cuestiones: ¿he dicho yo eso? ¿Cómo he podido comentarlo en ese tono? ¿Por qué no me ha creído? Claro que podemos ser conscientes de los tres tipos de lenguaje que empleamos: verbal (palabras), no verbal (gestos) y paraverbal (voz), aunque habitualmente no lo somos. ¿Te escuchas cuando hablas? Está claro que sabes lo que quieres decir aunque pocas veces nos damos el tiempo de recapacitar para elegir los términos que queremos emplear en nuestra comunicación. Las palabras salen de nuestra boca demasiado rápido sin darnos tiempo a pensar. Por ello, como nos dice la PNL se cometen errores de generalización (“todos los políticos son iguales”), de omisión (“lo rompió”) o de deformación como las lecturas de mente (“yo sé lo que piensa”). Generalizando, omitiendo información o deformándola no conseguiremos mejorar nuestra comunicación. Por tanto, escúchate, analiza qué palabras empleas y elígelas conscientemente.

El uso de la voz que hacemos en algunas ocasiones nos lleva a malentendidos y confusiones que no ayudan en la relación con los demás. Sobre todo cuando la conversación se mantiene por teléfono y no tenemos los gestos para escudarnos en ellos. “Perdona, no quería decir eso, era una broma”, podemos decir ante una mala interpretación de algo que hemos expresado incorrectamente. Una vez más, ser más consciente de tu tono de voz, volumen, velocidad, etc, te ayudará para una correcta comunicación con los demás.

Los gestos y las posturas inconscientes nos juegan malas pasadas porque hablan de tu incongruencia. A lo mejor estás diciendo algo con tus palabras pero tu cuerpo explica lo contrario. ¿Qué ocurre? El subconsciente de tu interlocutor lo capta como que le estás mintiendo, que muestras inseguridad, que no crees lo que comentas. Por ello es fundamental ser consciente en cada momento de dónde están nuestras manos, cuál es nuestra postura, qué gestos hacemos al hablar. Con un poco de práctica podrás dominar los tres tipos de lenguaje y expresar mejor lo que quieres expresar.

Si quieres conocer el programa aquí lo tienes:

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