jueves, 19 de agosto de 2010

Las enseñanzas de Obi 8: No todo el mundo es emocionalmente inteligente

Obi, el cachorro de Chow Chow, que ya tiene cuatro meses lo sigue comprobando: no todo el mundo tiene inteligencia emocional. Vale que es un perro con un aspecto un poco "curioso", que más parece u peluche o un oso que un can, pero de ahí a que la mayoría de los perros le rechacen no es justo. El pequeño Obi se acerca a cualquier congénere que se encuentra. Quiere correr, jugar, entretenerse... y sin embargo, muchas veces lo que recoge es el gruñido de un perro viejo o el ladrido histérico de un can que se muere de miedo al ver a Obi aproximarse. Lo bueno es que él no pierde la ilusión y, a pesar de los rechazos, sigue manteniendo su buen humor y sus ganas de socializarse.

A veces, cuando hablo de inteligencia emocional en clase, hay alguien que me dice: "eso de la inteligencia emocional no es fácil, cuando sales a la calle y ves lo que hay por ahí...". Es cierto, nadie ha dicho que sea sencillo, hay que trabajársela cada día y, para colmo, la mayoría de la gente ni sabe lo que es ni le importa. Así que hay mucho amargado, enfadado, cabreado... que no es feliz y además trata de que los demás tampoco lo sean. En este caso suelo contar la fábula del pajarito y el elefante, de Jorge Bucay. Es la historia de ese bosque que estaba ardiendo y en el cual hay un pajarito minúsculo que, con su pequeño pico, recoge agua en una laguna y la suelta sobre el fuego. Mientras todos los demás animales corren huyendo del fuego, un elefante alucina al ver al pajarito y le pregunta qué está haciendo con ese pico tan pequeño tratando de apagar el fuego. La respuesta del pajarito es la que yo suelo dar cuando me dicen que es difícil ser emocionalmente inteligente en un mundo que no lo es: "que cada uno asuma su responsabilidad".

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