Lo que no quieras que te hagan a ti. Eso dice la frase y buena razón tiene. A ver, ser cachorro de Chow Chow no es fácil a la hora de buscar amigos: los perros adultos no quieren jugar contigo, los que sí, tienen las patas muy largas y corren mucho, cosa que un Chow no puede hacer. Lo que al cachorro Obi le gusta realmente es el juego "cuerpo a cuerpo", eso de revolcarse por la hierba con otro perro de su estilo y mordisquearse mutuamente, agarrarse sin llegar a morder, olisquearse, chuparse, caerse y volverse a levantar... Le gusta tanto que no le importa, cuando se encuentra un perro o una perrita que le gusta, insistir e insistir hasta que juegan con él o le acaban gruñendo para que se vaya, resultando persistente y pesado. Aunque claro, lo que no puede suceder, como le pasó el otro día a Obi es que, encontrándose una perrita más persistente y pesada que él -que ya es difícil- y a la vista de que ella insistía una y otra vez en revolcarle por la hierba y mordisquearle las orejas, es que uno pierda la paciencia y se enfade de verdad, gruñendo a la "pesada". No, Obi, no hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti. Es otra de las lecciones que este cachorro tiene que aprender.
En la vida también nos pasa a los humanos. ¿O no hacemos a los demás cosas que no nos gusta que nos hagan a nosotros? Hacemos esperar, hacemos faenas, no cumplimos compromisos.... ¡uff, nosotros también tenemos cosas que aprender! ¿O no?
Etiquetas: chow chow, enseñanzas, inteligencia emocional, Obi, paciencia
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