martes, 8 de septiembre de 2009

Cuando un orador insiste en ser más alto...

No es la primera vez que Nicolás Sarcozy intenta parecer más alto en una aparición pública. Ya lo comentamos en otra entrada hace unos meses, cuando le colocaron un taburete para que se subiera al dar un discurso frente a un atril, y parecer tan alto como el presidente Obama. Esta vez, su equipo de protocolo, al organizar una visita a una fábrica, seleccionó a 20 empleados de los más bajitos para colocarlos junto al presidente francés, de manera que éste pareciera más alto. Fue en la fábrica Faurecia, en Caligny, Normandía, el pasado jueves. Según los propios trabajadores, de los 1.400 empleados, 20 fueron seleccionados por su altura para situarse junto a Sarcozy.

El problema de este hombre con la altura comienza a ser curioso. No es lógico que un mandatario de su categoría sienta ese absurdo complejo, máxime cuando está casado con una mujer que es mucho más alta que él. Desde luego, lo que la inteligencia emocional nos enseña es que hay que aprender a aceptarse a uno mismo, con sus virtudes y sus defectos, sobre todo cuando lo que te sucede no es algo que puedas controlar ni cambiar, como es el caso de la estatura.

Eso me recuerda lo que me comentaron sobre una presentadora de televisión que se hacía cambiar las etiquetas de la ropa por las de la talla 42 puesto que esa era la talla que ella decía que tenía.

¡Sr. Sarcozy! La talla de un hombre no se mide, ni mucho menos, en centímetros.

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2 comentarios:

Anonymous Joan ha dicho...

¡Bien visto Mónica! Además sus asesores tendrían que tener en cuenta que peor que se le vea bajo es que se sepa que tiene complejo y que haga todas estas rarezas para no parecerlo. ¿De qué sirven tantos asesores?

9 de septiembre de 2009, 1:23  
Blogger Mónica Pérez de las Heras ha dicho...

Posiblemente los asesores tratan de cumplir los deseos de su jefe, el problema es la creencia que él tiene de que ser "más bajo" es algo negativo. La Programación Neurolingüística (PNL) podría ayudar a Sarcozy a quitarse esa absurda idea de la cabeza. Seguro que sus asesores lo agradecerían.

9 de septiembre de 2009, 9:27  

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