¡Ya soy una "firewalker"!
Científicamente, si uno pasa andando por encima de unas brasas rojas y humeantes, no tiene por qué quemarse si lleva la concentración debida, el recorrido es corto y no se detiene sobre ellas. Claro, eso es la teoría. Otra cosa es que, cuando llegas al seminario de Robbins firmas un descargo de responsabilidad por posibles daños, y que ves cómo la madera arde en el exterior del edificio donde estás, para preparar las brasas. La preparación psicológica que se hace no es para no quemarse (aunque te dan una serie de consejos como el ritmo al que debes caminar) sino para tener el valor de hacerlo.
Y es que es muy fácil decirlo, pero cuando la cola (había 28 filas de brasas) en la que estás desaparece delante de ti y te encuentras pisando la hierba fresca con tus pies desnudos, y ves delante de ti un camino de brasas rojas humeantes,aquello no parece tan sencillo. Con decisión, pones un pie sobre ellas, y ya no te paras a pensar nada más. Cuando llegas al otro lado, un voluntario con manguera en mano dirige agua hacia tus pies, por si algún rescoldo ha quedado enganchado entre los dedos, y a partir de entonces, ¡lo celebras! La sensación una vez que has pasado es alucinante, maravillosa... un estado emocional muy difícil de describir.
¿Para qué llevar a cabo este ritual? Porque es un símbolo de que en la vida podemos hacer todo aquello que nos propongamos, incluidas cosas que jamás pensamos que éramos capaces de hacer como caminar sobre las brasas.
Etiquetas: firewalking, Roma, UPW 2009
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